quiero ver una presidenta de estados unidos
A una mujer siempre la van a criticar más duro.

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por Elsa Cavazos

Cuando vivimos las elecciones de 2016 en Estados Unidos, Trump estaba en la boleta, pero muchos teníamos esperanza. En las elecciones de 2024, Trump estaba en la boleta y no hubo sorpresa, siempre estuve decepcionada. 

Al menos así lo sentía yo. Estaba en la universidad cuando creí que por primera vez una mujer pudiera ser presidenta de mi país. Porque, aunque es algo que muchos pueden debatir, yo tengo dos países. Estados Unidos, donde nací y ahora vivo y México, donde crecí. Siempre consideré a México como el más misógino de los dos. El menos progresista, el más clasista y racista. Todavía pienso que es más clasista y racista pero ahora ha cambiado mi opinión. Estados Unidos es más misógino. Cuando Hillary Clinton se postuló, lo vi como un acto de total valentía. Esta era una mujer que fue sumamente criticada por perdonar la infidelidad de su esposo. Una mujer que muchos consideraban desagradable. Pero era una mujer directa, estudiada y con metas, sin embargo, para cualquier persona que te quiere controlar, tener esas tres cualidades te hace desagradable. 

Era muy incómodo para mi ver cómo hacían chistes sobre su vida personal. Chistes sobre si una mujer pudiera tener el control emocional suficiente para liderar una nación. En mi opinión, ella estaba muchísimo más capacitada que su contrincante hombre. Creo que Hillary Clinton tenía lo que se requería para ser presidente,  pero la gente se enfocó en sus errores. Yo también los vi, pero los consideré mínimos comparados con los mensajes tan desagradables que enviaba Donald Trump. Pero, aunque gano el voto popular, no ganó la elección. Creo que en gran parte, por ser mujer. 

A una mujer siempre la van a criticar más duro. Nos van a cuestionar el vestuario, el peinado, si sonreímos o no, si sonreímos lo suficiente, si decimos groserías, si tenemos sexo, si tenemos un pasado escandaloso. Yo jamás tendría el valor de ponerme en una posición de crítica como esa. No creo tener el estómago para escuchar todos los días como me critican meticulosamente sin siquiera conocerme. 

Cuando Kamala Harris anunció su candidatura presidencial, supe de inmediato que votaría por ella. Sin embargo, no me permití sentir emoción. Ni siquiera esperanza. Con el tiempo, he aprendido que es mejor ser realista. No me refiero a aceptar nuestra realidad sin luchar o cuestionar, sino a reconocer que duele menos aceptar la situación tal como se presenta en cada momento.

Cuando Hillary se postuló, voté por primera vez en mi vida. Nunca me había sentido tan motivada a votar en mi propio país como en esa ocasión. Esperé toda la noche para ver si ganaba. Mis padres y yo estábamos en shock. Lloré, escribí un discurso en redes sociales, me sentí profundamente decepcionada.

Este verano voté por primera vez en México. Otro privilegio del que gozo desde que tengo 18 años y que no había usado hasta mis 29. Me sorprendió muchísimo y de una manera positiva, ver que eran dos mujeres las que competían por la presidencia. Para ser sincera no lo podía creer. Porque ganará quien ganara, al final sería una mujer. Por primera vez. 

Mis expectativas fueron rebasadas. En videos les preguntaban a los hombres mexicanos por quién votarían y nunca escuché a alguno decir algo misógino. Se cuestionaban sus propuestas, sus planes y sus ideas, no su género. La verdad nunca imaginé que, en mi país, México, donde no me atrevo a salir en falda a la calle por temor a ser acosada, esta fuera la mentalidad.

Me dio mucho gusto y me dio un poco de esperanza en el futuro y en lo que viene. Ver a una mujer hoy en esa posición es algo que atesoraré por siempre en mi corazón. Porque antes no podíamos votar. Antes no podíamos ser libres ni ser autónomas e independientes. No teníamos libertad. 

Hay  mucho por hacer todavía, pero no hay que bajar la guardia. Yo me quedo con ese momento. El ver a una mujer como presidenta de un país donde nos matan a diario. Espero que las cosas cambien.

En Estados Unidos por otro lado, todo siguió igual. La gente decía que Kamala llegó hasta donde está por acostarse con hombres. Incluso vi un meme que decía “imagínate lo buena que tendrías que ser en el sexo para que te hagan presidente” me dio risa. Tendrías que ser muy buena y la verdad es que, no cualquiera. 

Yo sabía que probablemente no ganaría. Vamos en retroceso. Vivimos en una sociedad donde las mujeres ya no tienen sueños. O al menos no académicos ni profesionales. Quieren camionetas y quieren quedarse en la casa. Quieren tener vidas que tal vez nunca tendrán. Emulando lo que ven en redes sociales a través de las cuentas de mujeres banales. A la gran mayoría nos gusta la ropa y el maquillaje. Pero también me gustaría conquistar al mundo. Y eso no lo lograría sentada en la sala de mi casa. 

Ya no hay ambición, ya no hay cuestionamiento. No estamos abiertos a dialogar ni a considerar el pensamiento de los demás. Se siente muy similar a la película de Barbie. Espero que salgamos pronto de esta necesidad colectiva de aprobación masculina. 

Por otro lado, no es solamente un cambio de mentalidad en las mujeres el que las orillara a votar en contra de la única candidata mujer. Ha habido un cambio en nuestra generación y en el voto latino nacionalmente. 

Hay varios estudios que muestran el crecimiento de la popularidad de Trump entre jóvenes latinos, hombres, no universitarios, con una salvedad. “No es un fenómeno específicamente latino. Trump también creció entre los varones jóvenes blancos y entre los jóvenes afroamericanos, todos con bajo nivel educativo”, dijo Raúl Hinojosa, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, para un artículo de CNN.

Pablo Alvarado, codirector de la Red Organizadora de Jornaleros de Estados Unidos, también habló de este fenómeno con CNN. “Como los inmigrantes han sido caracterizados como lo peor, hay una necesidad de diferenciarse,” otra de las razones es el factor religioso que conlleva la campaña republicana. 

“El mensaje era que si votaban por los demócratas estaban votando al diablo, y lo menciono porque ese era el lenguaje de los evangélicos en las redes sociales”, dijo Alvarado.

Son muchas las razones por las cuales los expertos entienden el por qué muchos jóvenes cambiaron su postura. La manera en la que Kamala manejó la situación de Gaza, la recesión económica, además de la mentalidad conservadora que nuevas generaciones quieren mantener. 

La manera en la que Kamala se acercó a una minoría que se ha sentido decepcionada por su partido no fue la mejor. Había desconfianza y creo que no hubo tiempo suficiente para ganarla de nuevo. 

No pretendo tener todas las respuestas, pero pienso que si hay más conversaciones y diálogos respetuosos entre los dos partidos, ayudaría. Los jóvenes progresistas no confían necesariamente en uno u otro y tienden a votar por los partidos independientes. Por lo mismo, vemos a los políticos como dos lados de la misma moneda. No confiamos en sus palabras, creemos que no entienden nuestros problemas, son egoístas. Al menos es lo que la mayoría cree. Y es por eso por lo que es difícil para el partido demócrata ganarse a quienes dudan de él

Tenemos que recordarles a quienes ignoran los mensajes sexistas, xenófobos y racistas que nuestros derechos están en peligro. Que hay cosas más importantes en que enfocarnos. Es difícil hablar de estas cosas con quienes piensan diferentes a nosotros, pero es necesario. A partir de ahora, hospitales en Texas preguntaran a pacientes si fueron nacidos en EUA gracias a una ley aprobada por el gobernador Greg Abbott. El aborto ya no es legal en la mayoría de los estados, las leyes se vuelven cada vez más racistas. Mensajes de deportación resuenan día con día. Hay mucho que perder. 

Pero no sé cómo, ni cuándo podríamos lograr crear empatía en una sociedad que se ha vuelto más egoísta. La gente está preocupada por sus propios problemas y los que más les afectan. Y está bien. Pero necesitamos hacer comunidad para crear cambios y para sentir apoyo. 

Esta vez no lloré. Bueno no como la primera vez. Si me siento triste, por ver a mis amigas encasilladas en ideas retrógradas. Por ver a mucha gente ignorando el odio y desprecio que transmite el hombre con sus palabras. Un hombre culpable de crímenes.

Pero tal vez algún día suceda lo inimaginable y así como en México, en Estados Unidos se rompan paradigmas que nunca creí ver. Quiero ver una mujer presidenta de Estados Unidos.  

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